Perla Schwartz
Filmeweb nº 36, 15 de octubre de 2007
Una autopsia de la célebre fotografía El miliciano muerto del fotoreportero Robert Capa, tomada en los inicios de la Guerra Civil Española, es el punto de partida de La sombra del iceberg (2007), documental dirigido por los realizadores españoles Xavier Crespo y Hugo Doménech que hizo acreedor al premio del mejor documental iberoamericano en la segunda emisión del DOCSDF.
Agilidad, varios testimoniales entrecruzados y mucha creatividad en el empleo de la alta tecnología cinematográfica son los ingredientes centrales de este documental que se basa en el análisis de una imagen que se convirtió en icono del siglo XX, en un claro símbolo de la guerra y sus implicaciones.
Esta fotografía tiene el mérito de haber captado por primera vez, el preciso instante de la muerte en una batalla, hay quienes opinan que fue real y otros, que se trató tan sólo de una puesta en escena, en torno a esta polémica gira La sombra del iceberg recabando varios testimonios como el del periodista francés Michael Lefevre.
A pesar de no llegar a una respuesta definitiva el trabajo de Doménech y Crespo tiene la virtud de poner el dedo en la llaga e invitar a futuras investigaciones.
Más de 250 documentales se proyectaron a lo largo del DOCSDF 2007, entre éstos vale la pena hacer referencia al chileno PersPecPlejia (2005) de David Albala, quien cuenta la historia de su propia rehabilitación tras sufrir un accidente y quedar confinado como parapléjico a una silla de ruedas.
Para tal efecto el convive con otros parapléjicos, conversa con ellos para dar paso a un camino de reconstrucción personal, para lo cual deberá tener mucho brío, entrega y decisión. El mayor acierto de este trabajo es mantener en un tono medio sin recurrir al sentimentalismo ni al chantaje.
Asimismo se proyectó: La pequeña dama del Capitolio (Suiza, 2005) de Jacqueline Veuve, la cual hace un retrato de Lucienne Schnegg, quien se hace cargo del cine Capitolio en Laussanne, Suiza, ella se volvió dueña después de 40 años, diligente lo mismo atiende la taquilla, que la dulcería, limpia los sanitarios, lleva la administración del lugar.
La mujer ama el cine por si mismo, fue feliz cuando recabó un autógrafo de Roger Moore, y ella atesora diversos recortes de la prensa como la muerte de su admirada Katherine Hepburn, el mayor valor de este trabajo es la carga de ternura como fue realizado y el tener noticias de lo que hay detrás de un viejo cine.
En otra tesitura y filmado en blanco y negro Soñando con números (Holanda, 2005) es un acercamiento a Nápoles y la superstición que prevalece en torno a los números y el poder que tienen éstos de influenciar en el futuro.
Breves retazos de cotidianeidad son el hilo medular del filme dirigido por Anna Bucchetti, quien muestra el afán que tiene el ser humano por poder cambiar su destino y status de vida.
En la sección de Panorama se presentó Cine Manifest (Estados Unidos, 2006), realizado por Judy Irola, una de las integrantes de un grupo de jóvenes cineastas idealistas que surgiera en San Francisco en 1972. El objetivo de este grupo era realizar películas con alto contenido político marxista, este trabajo es una evaluación de los logros y los fracasos.
Como dato interesante aparece Nicholas Ray, el director de cine en plena etapa decadente, a quien se le apartó del grupo, incluso cambiándole las chapas del lugar de reunión para que él ya no acudiera.
También hubo la oportunidad de ver Los gatos del señor Mirikitani (Estados Unidos ,2006), que nos acerca al entrañable Jimmy Mirikitani, quien a sus 80 años es mostrado como un sobreviviente de los campos de concentración y del ataque a Hiroshima. El reside en El Soho de Nueva York, le pinta gatos, duerme en la calle, hasta que es rescatado por la directora del filme Linda Hattendorf, con quien al conversar rescata sus dolorosos recuerdos del pasado y logra liberarse de sus fantasmas interiores.
Cabe destacar que tres documentales de Jean Rouch también fueron exhibidos, entre ellos se encuentra: Petit et Petit (Francia 1972), un docuficción en torno a un nigeriano que viaja a París con el objeto de recabar información para crear una microempresa en su país.
Se trata de un documento emotivo, pleno de ironía, que se acerca a la ficción y que muestra el porque Rouch es uno de los grandes en el terreno del documental.
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