martes, 27 de noviembre de 2007

La voz de trueno del cine en miniatura


Jon Mujika
Deia, 27 de noviembre de 2007

La inauguración de la 49º edición de Zinebi, congregó en el Teatro Arriaga a gente del celuloide que festejó la llegada de cortos y documentales con una noche golfa

El cine en miniatura, fórmula por la que también se conocen los cortometrajes e incluso el cine documental, tiene voz de trueno. Al menos eso se deduce de su poder de convocatoria que año tras año se constata en la inauguración de Zinebi, el concurso internacional de cortometrajes y cine documental de Bilbao. Antaño, cuando aún gastaba el nombre de Certamen Iberoamericano y filipino, fue dirigido por José Ignacio Uruñuela, el primer maquinista de La General, ayer presente en el Teatro Arriaga para ahuyentar los fantasmas de la nostalgia. Hoy lleva las riendas del concurso Ernesto del Río y las proyecciones se ha disparado a la velocidad que se disparaba el Winchester de repetición de John Wayne pero el espíritu sigue siendo igual: distraer e invitar a la reflexión en formato corto, como los besos furtivos de los novios primerizos.

El estreno, dividido en la versión doblada de la gala oficial y la V.O. de la fiesta golfa celebrada en Bilborock, contó con la presencia del jurado compuesto por la colombiana Diana Camargo, el filipino Raya Martín, Pedro Aguilera y François Crozade, Iñaki López de Aguileta, introductor, con perdón, del certamen, Marian Egaña, Roberto Lertxundi, cuya hija, Laida, compite este año con fuerza, José Julián Bakedano, autor de un corto, La carta de un amigo, que también esconde secretas aspiraciones de éxito, el presidente de la Filmoteca Vasca, Peio Aldazabal, Miguel Ángel Aso, el escritor Juan Bas, siempre enfrascado en historias que contar, José Ibarrola, Patxi Villanueva, María Jesús Real, Eder de Miguel, Txema Ormazabal, Pilar Maura, José Vicario, Isabel Muela y Lucía Marzo, Begoña Cava, Josu Ugarte, Oscar del Hoyo, el maestro sastre Javier de Juana, enfundado en una gabardina de cuero estilo Gestapo, Isabel Aldazabal, Pilar Pujana, Nico del Val, Alberto López Etxebarria, toda una Espasa cinematográfica, la galerista Emilia Epelde, José Muniain, quien echa el resto el viernes con la proyección de City of Asylum, un documental que recoge la vida presa del poeta chino Huang Xiang, el actor Mikel Albisu, quien aguardó como un gentleman la llegada de la actriz Ainhoa Txopitea, Michelle Hockstra, Inés Intxausti, Matilde Elexpuru, Begoña de Prado, Harri Lertxundi, Juan José Alonso, Ramón Barea, Marco Cano y un buen número de gente apasionada que vivió con sagrado respeto el estreno de un concurso que, camino del medio siglo, se ha ganado un lugar bajo el sol.

Aquí la programación de la 49ª edición del Zinebi en castellano, en euskera, en inglés.

Los cortos vascos despliegan en Zinebi su múltiple variedad


Igor Cubillo
EL PAÍS, Bilbao, 27 de noviembre de 2007

La organización del Zinebi, el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao, ha agrupado en una sesión los cortos vascos que concursan, pero no lo ha hecho porque la selección refleje una concepción común que permita hablar de un cine autóctono con peculiaridades distintivas. A diferencia de los ochenta, cuando era palpable cierto acuerdo en qué había que contar y cómo contarlo, ahora no se aprecian atisbos de acuerdo en técnicas, temas, ni intenciones. Ésta es la conclusión que extrae Ernesto del Río, director del Zinebi, tras contemplar los cortos vascos que optan a premio.

"La mirada no es homogénea. No hay una idea de cine vasco que se manifieste como conjunto, sino que cada uno tiene un modo de contemplar y reflejar la realidad muy distintos del otro", precisa. El responsable de la muestra ve "bien" esa heterogeneidad, pero ahora espera con escepticismo que se plasme en una producción de largometrajes escasa en los últimos años.

Laida Lertxundi presenta a concurso su Footnotes of a house of love, comedia abstracta rodada en el desierto de California, mientras que Víctor Iriarte muestra Decir adiós, su segundo trabajo, rodado en Uruguay.

Ambas obras suponen una muestra evidente de la falta de localismo de la producción, pero no por ello sus autores tendrán más fácil rodar un largo. Cuesta dar el salto, y la distribución es sólo el problema más evidente al que se enfrentan unos realizadores conscientes de que con los cortometrajes no se gana dinero.

Subvenciones y premios
"Tienes que tener subvención del Ministerio de Cultura, subvención del Gobierno y luego ventas posibles a ETB 2, a Canal+ y a La 2 de Televisión Española. Después que te seleccionen para Kimuak [el programa del Ejecutivo para promocionar los cortos vascos]. Si tienes todas esas cosas, o un premio como el de Zinebi, amortizas. Si no, te lo comes con patatas", resume José Julián Bakedano, responsable de La carta del amigo, corto "minimal" que refleja la diferencia entre realidad y deseo.

Un total de 2.648 películas de 75 países se han inscrito al 49º Zinebi, pero sólo 92 de 38 nacionalidades han sido seleccionadas para el concurso internacional. Nueve son vascas y todas se proyectaron ayer en el Arriaga, aunque hasta el fin del certamen habrá nuevas oportunidades de verlas.

Aquí la programación de la 49ª edición del Zinebi en castellano, en euskera, en inglés.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Los incondicionales de los subtítulos


Elisa Silió
EL PAÍS, Babelia, sábado 17 de noviembre de 2007

La exhibición de películas en versión original en España cumple treinta años, aunque la asistencia a las salas sigue siendo pequeña y concentrada en las grandes ciudades.

Tuvo que mediar Alfonso Guerra, por entonces diputado, para que el 26 de noviembre de 1977, hace ahora treinta años, se inauguraran con licencia del Ayuntamiento de Madrid los cines Alphaville. Su intención: "Ofrecer lo más marginal del cine comercial en su idioma original con subtítulos y lo más comercial del cine marginal". Crearon un día del espectador, la sesión golfa (de madrugada) y las hojas informativas de público. Y su propuesta funcionó. En su estela nacieron otros cines como los Renoir (1986) o los Verdi (1987), que cuidan también hasta el mínimo detalle, pero en España, con 4.300 pantallas -la proporción por habitante más alta de Europa-, la versión original subtitulada (VOS) es un oasis.

En 1998, de 426 largos extranjeros exhibidos, sólo 128 podían verse en VOS. En cambio, en 2006, de las 406 cintas foráneas más de la mitad (250) se proyectaron sólo o también en VOS. Unos datos que llevan al equívoco, pues las copias subtituladas son muy pocas y se concentran en las grandes ciudades. "En general, son películas independientes que no compensa a los grandes doblar", dice Enrique González Macho, productor, distribuidor y dueño de los Renoir.

"La versión original es como La 2. Todo el mundo dice que la ve y luego tiene una cuota de pantalla del 4%. Es decir, que el 96% de la gente miente", teoriza escéptico González Macho. "No va a triunfar. Es como quien conduce por la derecha, cuestión de hábito, y en España, de los 110 años que tiene el cine llevamos 70 doblando todo". ¿El motivo? La censura franquista. "Somos el único país del mundo que dobla todo. En Portugal programas así y te queman el cine".

Fernando Toda Iglesia, profesor de Técnicas de Traducción Audiovisual de la Universidad de Salamanca, no confía tampoco en un auge del subtitulado: "Cuando en los cuarenta llegó el cine sonoro a España, la mayoría de la población era analfabeta y no se podía pedir que el entretenimiento hubiese que leerlo. Además, el doblaje garantizaba que nadie en la sala entendiese lo que realmente se decía en el original. Por ejemplo, en Casablanca se cuenta que Rick estuvo luchando contra Franco en el bando republicano y tras el doblaje donde estuvo fue en Austria". Toda Iglesia explica que quienes más optaron por el doblaje fueron los dictadores: Hitler, Mussolini y Franco. "En el Portugal de Salazar no exhibían lo que no querían oír".

Este profesor no termina de encontrar ventajas al VOS más allá del aprendizaje de un idioma: "En planos de mucho movimiento la gente se pierde la imagen porque está concentrada en leer". Según sus cálculos, entre el 30% y el 40% de los diálogos originales se evaporan al subtitular.

La nueva Ley del Cine echa una mano a los que exhiben VOS. Hasta la fecha, las salas estaban obligadas a programar un día de películas europeas por cada tres de títulos estadounidenses, y hoy la ley flexibiliza su cumplimiento cuando se proyecten películas comunitarias en VOS, documentales o cine de animación. "Hasta ahora, las únicas ayudas que teníamos eran las de Europa Cinema, que apoyan todo el cine europeo sin importarles si es una película independiente o James Bond", resume la situación Josetxo Moreno, de la distribuidora y exhibidora navarra Golem.

En 2005, el contrato de arrendamiento que tenían los antiguos propietarios del Alphaville -encabezados por Javier Garcillán, fallecido este verano- venció y Golem se quedó con las salas que ha remodelado. Atrás quedan los años de la movida en los que cineastas de la talla de Win Wenders, Jim Jarmush, Fassbinder o Eric Rohmer junto a españoles como Pedro Almodóvar o Fernando Trueba se dejaban ver por su concurrido café. O cuando un ejército de jóvenes beatas, liderado por el falangista Blas Piñar, rezó el rosario durante tres meses mientras se proyectaba Je vous salue, Marie que relataba el caso de una joven que se había quedado embaraza sin mantener relaciones sexuales. Todo ante los ojos de Carmen Montillor, quien durante 28 años estuvo al otro lado del cristal de la taquilla de estos cines. "Eran los años gloriosos de las salas de arte y ensayo, en las que se programaba una película subtitulada de Pasolini o Bertolucci y se mantenía durante un año en cartel. Hoy esas salas han desaparecido -en contra de lo que ocurre en Francia- y lo que se exhiben en VOS son películas con muchas copias dobladas", explica Moreno, de Golem.

¿Quién es el valiente exhibidor que en una ciudad pequeña osa programar una película en VOS? Por lo pronto, la copia cuesta el doble que la doblada -hay que imprimir el texto en cada bobina- y el público, hoy más letrado, sigue acostumbrado a los diálogos en español en televisión y cine. González Macho pone el ejemplo de Clint Eastwood, a quien ha distribuido recientemente. La estrella de Hollywood se ha negado a que su último filme, Cartas desde Iwo Jima, rodado en japonés, fuese doblado, y la decisión en España le ha pasado factura. La cinta ha hecho un tercio de la caja de su otra versión de la Segunda Guerra Mundial, Banderas de nuestros padres -en habla inglesa y con permiso para ser doblada-.

"La gente pide subtitulado, hace ruido, pero no acude a las salas", opina Begoña Díaz, directora general del emporio comercial Ciné Citè en España. "En Algeciras pusimos VOS porque nos lo reclamaban los gibraltareños y no vinieron". A largo plazo, Ciné Citè confía en tener un público fiel en Manoteras, un complejo en la periferia madrileña de 22 pantallas de las que han destinado cuatro al subtitulado. "Pensamos que encaja bien en una zona de nuevos barrios, con estudiantes...".

José Luis Cienfuegos, organizador del Festival Internacional de Gijón, apoya esta idea sin querer hablar de esnobismo: "Si una película la programas en el festival viene el doble de gente que en una sesión normal". Y evita el dramatismo: "En Asturias tenemos suerte. Hay ayuntamientos -Gijón, Avilés o Candas- que proyectan películas, y desde hace 15 años Cajastur monta cinco ciclos de películas en cuatro sitios. El cine de autor en Asturias está cubierto". Pero Asturias es la excepción que confirma la regla.

A otra precursora del subtitulado, la Filmoteca Española (Madrid), internet le está pasando factura. "Lo he comentado con la Filmoteca de Valencia. Allí programaban un ciclo de cine tailandés e iban los 20 fans. Ahora esos mismos se lo han bajado ya todo y no van", opina el gerente del Cine Doré, Antonio Santamaría, que calcula un descenso en taquilla de entre el 5% y el 10% en 2006.

Enrique Pérez, dueño de los cines Verdi de Madrid y Barcelona, dejó de programar los veranos clásicos en VOS cuando se dio cuenta de que como en las filmotecas ya no se congrega a muchos espectadores. A él no le gusta hablar de estancamiento. Sus complejos van mejor que nunca: 83.000 asistentes más en 2006 que el año anterior (703.000 personas).

Según Pérez, el problema ha sido que se ha vuelto loco al público: "Los exhibidores no han sido fieles a una línea y han mezclado el cine comercial con el independiente, las salas dobladas con las subtituladas, y a la gente no puedes meterle un gol. Se ha caído en la autocomplacencia y el abandono, y lo que hay que hacer es innovar. Yo, por ejemplo, programo una suiza o una vietnamita, no Star Wars".

No hay un perfil determinado del espectador. "Nosotros tenemos clientes del barrio de toda la vida -sin mucha cultura y mayores- que vienen con asiduidad, por ejemplo, para ver Casablanca", cuenta Santamaría, de la Filmoteca Española. "Cada vez viene gente de más edad. Los jóvenes, que quieren inmediatez, prefieren otros tipos de visionados", añade Cienfuegos, de Gijón, que renuncia a citar al temido internet.

Moreno, de Golem, confía en el futuro: "Cuando se produzca la revolución digital, una misma copia podrá exhibirse en una sesión doblada y en otra subtitulada. Pero no se sabe cuándo llegará y supondrá un desembolso de dinero muy grande". Mientras tanto, el subtitulado será un cine para unos pocos, como La 2 y su mísero 3,9%.

martes, 20 de noviembre de 2007

Abre un sitio español dedicado a la descarga comercial de documentales


Roberta Bosco.
EL PAÍS, Barcelona. Martes, 20 de noviembre de 2007

"Cada año se producen decenas de buenos documentales, que se presentan en festivales, ganan premios y luego desaparecen por completo. Interdocnet quiere servir de puente entre el público y estas obras, creando una nueva plataforma de difusión para películas, que de otra manera se perderían". El realizador Pablo Morales ha creado y dirige www.Interdocnet.com, un sitio web español dedicado exclusivamente al visionado y la descarga de documentales, que se presentó ayer en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), en el marco del festival de cine independiente L'Alternativa.

La noticia en otros webs
Morales, arropado por Adán Aliaga, Isaki Lacuesta y Daniel V. Villamediana, los primeros tres directores que han cedido obras al fondo de Interdocnet, defendió la necesidad de difundir películas que no responden a los parámetros de los circuitos comerciales tradicionales, "obteniendo beneficios que permitan por lo menos recuperar la inversión y continuar produciendo miradas diferentes sobre la realidad".

Interdocnet paga el 50% del ingreso bruto al autor. Según Morales, "ofrece una calidad mucho mayor que otras plataformas como YouTube o Emule", pero a diferencia de aquéllas requiere un pequeño gasto, que se calcula según el tiempo de proyección. Un documental de hasta 30 minutos cuesta un euro; de hasta 60 minutos, dos euros, y con más metraje, tres euros.

La página está en castellano, inglés y francés, y los promotores pretenden subtitular los filmes en los tres idiomas para ponerlos al alcance de internautas de todo el mundo.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Crítica: La bailarina y el elefante


Los hermanos Oligor, de Joan López Lloret

Jordi Costa
EL PAÍS, viernes, 9 de noviembre de 2007

El ruido de las cañerías creaba una banda sonora casual en el sótano de Valencia donde los hermanos Oligor permanecieron concentrados durante tres años construyendo juguetes imposibles, autómatas con corazón, mecanismos oníricos y trenes eléctricos en dirección a una infancia que sólo quienes ya han claudicado podrían llamar irrecuperable. Con esos materiales dieron forma a un espectáculo teatral -Las tribulaciones de Virginia- que, en un principio, fue representado ante reducidos círculos hasta que el eco fue llegando más lejos y esta pareja de inclasificables visionarios salió a recorrer los circuitos del teatro experimental.

Montaje de bolsillo que sólo se representa ante 50 espectadores cada vez en el interior de una carpa de ceñido espacio, Las tribulaciones de Virginia es la posible destilación de una historia de desamor que dejó herido a Jomi Oligor y, también, su creación terapéutica, su estrategia para contar historias (con bailarina y elefante) y contarse a sí mismo.

Pero aún hay más: Las tribulaciones de Virginia y esos años de numantino encierro son el territorio del diálogo entre dos hermanos que sólo han sido capaces de comunicarse a través del arte. Los hermanos Oligor, documental de Joan López Lloret, se acerca al misterio del acto creativo y a los misterios de los hermanos Oligor, conquistadores de una Arcadia perdida, y logra ser un trabajo tan excelente, lúcido y conmovedor por lo que cuenta como por lo que no cuenta, tanto por su impúdica intromisión en un universo privado como por su cautela al pasar de puntillas por sus zonas de sombra.

Uno se siente tentado a pensar que esas sonoras cañerías del sótano de los Oligor conectaban, a través de un trazado onírico y subterráneo, con el estudio de otros hermanos (en este caso, gemelos y norteamericanos), los animadores Stephen y Timothy Quay, capaces de encerrar en el desván de su imaginario las esencias de cierta sensibilidad centroeuropea (de Bruno Schulz a Robert Walser, pasando por Jan Svankmajer) y de domesticar a la luz y a la sombra en hipnóticas coreografías de lo críptico. Siguiendo esas mismas cañerías, quizás un explorador curioso podría acabar descendiendo a esa zona de subcultura de la que hablaba Bruno Schulz a propósito de Witold Gombrowicz: una mitología privada construida con las sobras del banquete oficial en el líquido amniótico de la inmadurez.

En la poética de los Oligor, la infancia es el paraíso perdido a reconquistar, y la estrategia para lograrlo pasa por los caminos, no siempre gratos -ni mucho menos fáciles- del amor o la creación. La pérdida es el islote desde el que Jomi Oligor, con la complicidad de su hermano y el contrapunto racionalista de su primo, desgrana su historia: un islote que sus palabras y las imágenes que dispara su artesanal sentido del espectáculo reformulan como espejo universal y punto de encuentro.

En suma, como comunicación pura.

Es imposible ver Los hermanos Oligor -una de las más extrañas (y también de las mejores) películas españolas de la temporada- sin sentir el deseo irrefrenable de entrar en esa carpa itinerante y asistir a una representación de Las tribulaciones de Virginia, pero el documental de López Lloret tiene vida y entidad propias: incluso sus derivas -como la que nos lleva al recuerdo del muro de Berlín- abren insospechadas ventanas de significado, elevando la sensibilidad Oligor a categoría.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Entrevista: Marjane Satrapi, directora de Persépolis


Press book en Vértigo Films

¿Adaptaste tu novela gráfica al cine porque sentías que no habías terminado con la historia?
Supongo que mi colaboración con Vincent Paronnaud es lo que hizo las cosas posibles. Cuando las novelas se publicaron, tuvieron éxito inmediato y recibí muchas ofertas para adaptar Persépolis, especialmente cuando los libros se publicaron en Estados Unidos. Incluso me ofrecieron cosas como una serie de televisión tipo Sensación de Vivir y una película en la que Brad Pitt y Jennifer Lopez serían mis padres, cosas así. Era una locura. Para ser completamente honesta, eso fue cuatro años después de que hubiera escrito y dibujado Persépolis y sentía que el proyecto estaba terminado. Entonces empecé a hablar con Vincent sobre una película y me di cuenta de que no sólo tendría la oportunidad de trabajar con él, sino también la posibilidad de vivir algo completamente nuevo. Después de haber escrito novelas gráficas, libros infantiles, tiras cómicas en periódicos, etc, sentía que había alcanzado un punto de inflexión. No quería hacer una película yo sola y pensé que si tenía que hacerlo con alguien, debería ser con Vincent y sólo con él. Estaba tan excitado como yo por el por el desafío. Pensé que nos divertiríamos. A veces, son las pequeñas cosas las que llevan a tomar grandes decisiones. Como ya conocía al productor Marc Antoine Robert, empezamos a trabajar juntos, eso fue todo.

¿Sabías desde el principio que iba a ser una película animada en vez de una película convencional?
Sí, creo que de no ser así habríamos perdido el encanto original de la historia. Con actores reales, se habría convertido en una historia de gente que vive en un país lejano y que no se parecen a nosotros. Como mucho, hubiera sido una historia exótica, a lo peor, una historia del tercer mundo. Las novelas han sido un éxito en todo el mundo porque los dibujos son abstractos, en blanco y negro. Creo que esto ayuda a que la gente se identifique, ya sea en China, Israel, Chile o Corea, es una historia universal. Persépolis tiene momentos que parecen sueños y los dibujos ayudan a mantener la cohesión y la consistencia. El blanco y negro (siempre tengo miedo de que el color lo haga vulgar) ayudó en esto también, así como en la abstracción del entorno y la localización. Vincent y yo pensamos que el desafío era aún más interesante por todo ello, y también excitante desde un punto de vista artístico y estético.

¿Que te llevó a pedirle a Vincent que compartiera tu estudio hace seis años?
Por entonces no le conocía. Había visto sus dibujos en casa de un amigo y pensé, "tendrías que cortarle los dedos a este tío para que dejara de dibujar", su trabajo era fantástico. Hay algo totalmente estrambótico y excesivo, pero a la vez tiene dignidad y decencia. También había visto dos cortometrajes que hizo con Cizo, O’Boy What Nice Legs y Raging Blues y me gustaron mucho.

¿Cómo os complementáis?
Cuando compartimos el mismo estudio, hicimos dibujos juntos. Tenemos estilos diferentes pero funcionan muy bien unidos. Venimos de países totalmente diferentes, culturas y ambientes, pero aún así estamos en la misma onda. Se puede decir que juntos destrozamos la noción del choque de culturas. Soy una persona extrovertida, él es más bien al contrario, pero cuando se trata de dibujar, es un poco lo opuesto. Cuando trabajamos juntos como locos durante tres años, nunca discutimos, aunque siempre fuimos honestos el uno con el otro.

¿Tuviste dificultad al elegir el material de las cuatro novelas que querías incluir en la película?
Cuando estaba escribiendo los libros, tuve que recordar dieciséis años de mi vida, incluyendo cosas que definitivamente quería olvidar. Fue un proceso doloroso. Temía empezar a escribir el script y no podría haberlo hecho yo sola. La parte más dura fue el comienzo, y distanciarme de lo que ya estaba escrito. Tuvimos que empezar de cero, crear algo diferente pero con el mismo material. Es una pieza única. No tenía sentido filmar una secuencia de escenas. La gente generalmente asume que una novela gráfica es como el storyboard de una película, lo que por supuesto no es así. Con las novelas gráficas, la relación entre el escritor y el lector es participativa. En el cine, el público es pasivo. Incluye movimiento, sonido, música, así que el diseño narrativo y el contenido son muy diferentes.

¿Estuvisteis de acuerdo en la estética de la película desde el principio?
Sí, creo que se podría definir como "realismo estilizado", porque queríamos que los dibujos fueran realistas, no dibujos animados. Así que no tuvimos mucho margen con las expresiones faciales, esto es lo que les transmití a los diseñadores y animadores. Siempre he estado obsesionada con el neo-realismo italiano y el expresionismo alemán y pronto aprendí por qué, las dos son escuelas del cine de posguerra. En la Alemania posterior a la Segunda Guerra Mundial, la economía estaba tan devastada que no se podían permitir rodar en exteriores, así que rodaban en estudio utilizando increíbles ángulos y formas geométricas. En la Italia del mismo periodo ocurrió lo mismo pero las cosas salieron de modo opuesto. Rodaban en la calle con actores desconocidos porque no tenían dinero. En ambas escuelas, encuentras la clase de esperanza en la gente que vivieron la guerra y que sufrieron una gran desesperación. Yo misma soy una persona de posguerra habiendo vivido 8 años de guerra entre Irán e Irak. La película es una combinación de las dos escuelas. Presenta escenas muy reales, y un enfoque muy orientado al diseño, con imágenes que bordean lo abstracto. También estuvimos influenciados por elementos de películas que amamos, como el ritmo rápido de Goodfellas de Scorsese.

Cuando hablamos de hacer la película, ¿cómo dividisteis el trabajo entre Vincent, Marc Jousset y tú?
Necesitábamos a alguien con un punto de vista general, alguien que pudiera controlar todas las etapas del proceso. Vincent sugirió a Marc Jousset porque había trabajado con él en Raging Blues. Marc era el único que comprendía lo que queríamos hacer. Escribí el argumento y Vincent y yo escribimos y discutimos el rodaje del guión. Entonces Vincent se hizo cargo del diseño de producción, el rodaje, los personajes y lo que ocurría con cada escena. Todos dimos nuestra opinión en cada etapa del proceso. Ahora prácticamente no puedo decir donde empieza su trabajo y termina el mío y viceversa. Nos complementamos el uno al otro.
Esta es una película animada con un montón de personajes... 600 personajes diferentes en total. Es inusual tener tantos. Yo los dibujé todos ellos, de frente y de perfil. Después, los diseñadores y los animadores los dibujaron desde todos los ángulos desarrollando sus expresiones faciales y movimientos. Para ayudarles, me filmaron interpretando las escenas. Fue la clave para mantener la emoción intacta, y encontrar el equilibrio entre la sobriedad y la fantasía. También tuve el duro trabajo de coreografiar la escena de la canción The Eye of the Tiger.

¿Fue difícil para ti ver como otros diseñadores reinterpretaban tus dibujos y dibujaban tu cara constantemente?
Es una sensación particular. Tu dibujo es como tu bebé, y de repente, le pertenece a todo el mundo. No sólo reinterpretaron mis dibujos, mis personajes, sino mi cara y la historia de mi vida. A diferencia de Vincent, yo siempre había trabajado sola. Puedes imaginar como me sentía cuando veía mi cara por todas partes, pequeña, grande, de niña, de adolescente, de mayor, de frente, de espaldas, riendo, llorando... Era insoportable. Me tenía que decir, "es sólo un personaje". Era lo mismo con los demás personajes porque sus historias son también reales. Como mi abuela, mi tío. No podía dejar que los sentimientos se interpusieran, eso habría sido intolerable para todos los demás. Si me hubieran visto con lágrimas en los ojos no podrían haber podido continuar con su trabajo. Necesitábamos que se sintieran libres para hacerlo lo mejor que pudieran, así que no tuve más remedio que hablar de mí y de la gente en mi vida como personajes ficticios: "Marjane hace esto” o “su abuela es así...". De otra manera hubiera sido imposible. Esto no significa que en ocasiones no me viera desbordada por la emoción, sobretodo cuando los diseñadores dibujaban a mis padres. Sólo cuando el guión fue escrito esta historia se convirtió en ficción y se hizo pública. Ya no era yo exactamente, y aún así, paradójicamente seguía siendo yo.

¿Por qué elegiste a Chiara Mastroianni para tu voz?
Queríamos grabar las voces antes del rodaje para que la animación, los movimientos y las expresiones faciales encajaran con los diálogos de los actores. El primer nombre en el que pensamos fue Danielle Darrieux como mi abuela. Era la única que le podía hacer justicia, ella es divertida, inteligente y llena de ingenio y encanto. Le encanta divertirse, no se asusta ante las situaciones absurdas. Siempre atesoraré el tiempo que pasamos grabando su voz. Tuve el sueño de que Catherine Deneuve fuera la voz de mi madre. En Irán, los dos actores franceses más famosos eran ella y Alain Delon. Ella era perfecta para el papel. Cuando era editora jefe de Vogue, eligió veinte artistas para trabajar en un número y me incluyo a mí. Estaba tan orgullosa... Cuando le pregunté si pondría su voz, me dijo que sí de inmediato. Me sentí impresionada cuando dirigí e interpreté junto a ella.

En algún punto del guión, se suponía que yo debía decir: "a las mujeres como tú sólo quiero follarlas contra la pared y arrojarlas a la basura". Afortunadamente fue más fácil después de unos cuantos vasos de coñac. Sólo tras elegir a Chiara me di cuenta de que estaba añadiendo un nuevo capítulo a una glamurosa mitología cinematográfica, puesto que ellas ya habían sido madre e hija antes. En lo que se refiere a Chiara, había oído hablar de la película a través de su madre, y me llamó para hacer una prueba de voz, tras lo cual conectamos inmediatamente. Me encantó su voz, su talento, su personalidad, su generosidad. Trabajamos duro y ensayamos dos meses. Ella es adicta al trabajo, una perfeccionista, como Vincent y yo. Siguió cada paso del proceso y a menudo pasó por el estudio para visitarnos.

¿Cuál fue el momento más memorable de toda la experiencia?
La primera proyección para el equipo en un teatro en los Campos Elíseos. Al final, yo estaba llorando, como el resto del público.

Irán está aún en los periódicos. Aunque quieras que la película sea universal, no puedes evitar que la gente lo vea bajo esa óptica...
Cierto, aunque a mis ojos la parte más exótica ocurre en Viena. La película no juzga, no dice: "esto está bien, eso está mal". Sólo muestra que la situación tiene muchos matices. Ésta no es una película política con un mensaje que vender. Es sobretodo una película sobre mi amor por mi familia. Sin embargo, si el público occidental acaba por considerar a los iraníes como seres humanos, y no como una noción abstracta, como fundamentalistas islámicos, terroristas, el eje del mal, entonces sentiré que he hecho algo. No olvidemos que las primeras víctimas del fundamentalismo son los iraníes mismos.

¿Echas de menos Irán?
Por supuesto. Es mi país y siempre lo será. Si fuera un hombre, diría que Irán es mi madre y Francia mi mujer. Obviamente, no puedo olvidar todos esos años, cuando me despertaba con una vista una montaña de 18.700 pies de altura, cubierta de nieve, que dominaba mi vida y la de Teherán. Es duro pensar que no podré volver a verla. Lo echo de menos. Por otro lado, tengo la vida que quería. Vivo en París, una de las ciudades más bellas del mundo, con el hombre que amo, haciendo el trabajo que me gusta, me pagan por hacer lo que me gusta. Por respeto a los que se han quedado allí, que comparten mis ideas pero no pueden expresarlas, encontraría de mal gusto e inapropiado quejarme. Si me hubiera rendido a la desesperación, todo se habría perdido. Así que hasta el último momento mantendré la cabeza alta, y seguiré riendo porque no me quitarán lo mejor de mí misma. Mientras estés vivo puedes gritar y protestar, pero la risa es el arma más subversiva de todas.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Crítica: Irán en viñetas


Persépolis (Marjane Satrapi, Vincent Paronnaud, 2007)

Javier Ocaña
EL PAÍS, viernes 2 de noviembre de 2007

Acudir a un cine y disfrutar con un producto que no se parece a nada visto anteriormente supone un triunfo en sí mismo. Si además esa película es didáctica y tierna, trágica y emocionante, realista y mágica, cómica y atroz, todo a un tiempo, el acto se convierte en un acontecimiento. Y Persépolis lo es.

Basada en cuatro novelas gráficas de corte autobiográfico, la película, de animación tradicional con dibujos en blanco y negro realizados a mano, cuenta el paso de niña a mujer de Marjane (la propia directora), nacida en Irán durante los últimos años de dictadura del sah Reza Palhevi. La posterior rebelión que desembocó en la república islámica al mando del ayatolá Jomeini, la persecución por motivos ideológicos, la guerra entre su país e Irak, y su posterior traslado a Austria y Francia, hasta su regreso a Irán, ya adulta, completan el devenir de la protagonista, de modo que Persépolis, premio del Jurado en Cannes, se convierte en un melodrama familiar de trasfondo no sólo político, sino también social.

Así, el papel de la mujer en una sociedad como la iraní es analizado por Satrapi desde dentro. La obligación del velo islámico, las injerencias del poder público en la vida privada, los recortes de libertades y la anulación intelectual recorren la trama sin que en ningún momento se caiga en la sensación de estar soportando un panfleto político. Cada idea, cada crítica, cada reflexión, expuesta incluso con un gratificante sentido del humor, siempre está enmarcada en la historia central de la familia Satrapi, conformándose la película en una especie de novelón a lo Thomas Mann, o de película en la línea de La mejor juventud (Marco Tullio Giordana, 2003), donde se repasa la civilización contemporánea del autor de la obra mientras los integrantes de la estirpe de ficción ocupan cada uno su lugar en la Historia (con mayúscula).

A pesar del blanco y negro, diversos pasajes funcionan paradójicamente como un estallido de color, y el trazo, en general, simple y sobrio de las viñetas va acompañado de esporádicas aportaciones de abstracción, lo que conduce al producto hasta una inclasificable armonía de estilos basada en la heterogeneidad. Además, la música adquiere un papel esencial: primero, como elemento formal que ayuda a la fluidez de la película y a la transición entre secuencias; y segundo, como ingrediente testimonial de cada una de las etapas vitales de la joven Marjane, en las que Abba, Iron Maiden y hasta el Eye of the tiger del grupo Survivor se van sucediendo mientras se integran a la perfección en el dibujo de la protagonista. Un retrato, por cierto, nada complaciente, esquivo en todo momento con la autoindulgencia y revelador de un carácter sumamente exigente, empezando por uno mismo.

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